Río de Janeiro, 12 jul (EFE).-
Con el Maracaná como mítico escenario, Alemania y Argentina se enfrentan este
domingo por la corona que dejó vacante España, un título mundial que puede
refrendar la idea del juego alemán o consagrar a Lionel Messi junto a los más
grandes de la historia, si triunfa la Albiceleste.
Para los alemanes, el título
significa la culminación de un proceso que comenzó hace diez años, cuando entre
Jürgen Klinsmann y Joachim Löw se propusieron cambiar un modelo basado en el
físico que, a fuerza de repetirse, se había quedado anquilosado.
Con Löw al mando después del
Mundial del 2006, Alemania ha sido puliendo su juego, mostrándose como un
equipo atractivo, pero sin títulos, que siempre chocó con la hegemonía de
España.
Tras la temprana abdicación
española, Alemania está ante su gran oportunidad, pero sin margen de error,
porque después de vapulear a Brasil (1-7) se le exige el título.
Para Argentina, la final supone
el regreso a lo más alto, veinticuatro años después de su última presencia, en
Italia y frente al mismo rival, y la confirmación de muchos de los jugadores
que ya apuntaron alto con la conquista del título sub'20.
Y luego está Messi. Ganador de
todo con el Barcelona, al mejor jugador del siglo XXI se le ha negado el acceso
al Olimpo mientras no conquiste un título mundial. Debía hacerlo, además, como
lo hizo Maradona, cargando sobre su pequeño cuerpo con el peso de todo el
fútbol de su selección.
Messi, ausente en todo el tramo
final de la temporada europea, aceptó el reto y durante toda la primera fase
fue el faro que condujo a Argentina a la siguiente ronda. Pero su juego se ha
ido apagando y llega a la final de nuevo envuelto en dudas, tras una gris
actuación ante Holanda, que supo cómo desactivarlo.
Siempre se le espera, sin
embargo, y eso infunde temor en el rival y alimenta la expectativa de su propio
equipo.
Un minuto de Messi puede valer un
título.
Y mientras Argentina aguarda el
regreso del "messías", es el turno de los secundarios que han
sostenido al equipo, del carácter de Javier Mascherano, el líder albiceleste, o
de la pujanza de Ángel di María, que ha forzado la recuperación de su desgarro
muscular para disputar el partido más importante de su carrera.
En caso de que el madridista no
llegue a tiempo, Ezequiel Lavezzi regresará al conjunto titular de Alejandro
Sabella.
En Alemania, la preocupación es
Mats Hummels, uno de los mejores centrales del torneo, que arrastra molestias
desde la primera fase y que tendrá que medir su respuesta frente a la velocidad
del ataque argentino.
Obligado a llevar la iniciativa,
el conjunto alemán sabe que no encontrará tantos huecos como contra Brasil,
donde por un error táctico de Luiz Felipe Scolari, los de Löw se hicieron con
el control del centro del campo.
Probablemente, Löw repetirá con
Philip Lahm en el lateral, para acomodar en el centro del campo a Sami Khedira,
uno de los más destacados en el 'Mineirazo', y a Miroslav Klose en la punta.
La opción del máximo goleador de
la historia de los Mundiales, le da Alemania más llegada con su potente segunda
línea, en la que Thomas Müller y Toni Kroos le han arrebatado el protagonismo a
un desconocido Mesut Özil.
Alemania contará con el apoyo de
los brasileños, obligados a elegir entre el equipo que los humilló (1-7) o el
máximo rival histórico, pero Maracaná será un olla albiceleste.
De la respuesta alemana, del
regreso de Messi o de la irrupción de alguno de los ilustres secundarios
argentinos depende algo más que un título mundial; la consagración de la era
Löw, el legado de Alejandro Sabella, que ha dejado pistas de querer dejar el
cargo, o la gloria de Messi.
- Alineaciones probables:
Alemania: Manuel Neuer; Philipp
Lahm, Jerome Boateng, Mats Hümmels, Benedikt Höwedes; Sami Khedira, Bastian
Schweinsteiger; Thomas Müller, Toni Kroos, Mesut Özil; y Miroslav Klose.
Seleccionador: Joachim Löw.
Argentina: Mariano Romero; Pablo
Zabaleta, Ezequiel Garay, Martín Demichelis, Marcos Rojo; Enzo Pérez, Lucas
Biglia, Javier Mascherano, Ezequiel Lavezzi o Ángel di María; Lionel Messi y
Gonzalo Higuaín.
Seleccionador: Alejandro Sabella.
Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia).
Estadio Maracaná de Río de
Janeiro.
Hora: 16.00 local (19.00 GMT).
EFE
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